La canadiense Feist nos trae un esperado
disco luego del éxito que tuvo con The
Reminder. Las implacables reseñas de Pitchfork cuentan la historia de un
altercado de proporciones que incluyó el lanzamiento de objetos entre Shia LaBeouf
y Michael Bay en el set de filmación de Transformers,
debido a que LaBeouf puso a todo volumen un tema de Feist en el set para
inspirarse en una escena trágica, algo que a Bay no gustó nada.
Este disco se siente más pausado, maduro,
como alistando una transición a una nueva fase de la cantante en la cual se
marca una identificación más profunda con lo indie y se aleja de las tentaciones del easy
pop que marcó sus inicios (si no escuchen el tema 1234). En su disco
podemos reconocer algunos elementos “portisheadianos” por lo melancólico de las
letras, que se mezclan con influencias folk. La capacidad interpretativa de la
canadiense es remarcable, imprimiendo un dominio vocal de los temas acentuado
por arreglos de cuerdas que dan un aire sinfónico a varios de los temas (Caught
a Long Wind, A Commotion). Si esperaban música pop, van a llevarse una
decepción. Si esperaban un salto hacia arriba en la música, Feist les
complacerá con disco que ha sido considerado como el mejor de su carrera hasta
hoy.
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