En un proyecto como este, las expectativas que se generan
ante una combinación de talentos de este calibre son muy altas, y no siempre
tienen un desenlace feliz. Para nuestra suerte, el dúo formado por el
camaleónico David Byrne y St. Vincent nos entrega un trabajo con una propuesta
interesantísima. Nos encontramos con un balance perfecto de estilos en donde ninguno
predomina, sino que construye equilibradamente una propuesta con lo mejor de
cada uno. Los arreglos de vientos combinados con un sonido electrónico le dan
al disco un aire diferente, que evoca a veces antiguos trabajos de Byrne en Talking Heads. La participación de St.
Vincent es clave para que podamos afirmar que en este disco se ha hecho un
ensayo de cómo sonaría algo así como un post-new-wave,
si es que existe una clasificación de género así. Si bien no es un disco
extraordinario, es muy interesante y de mucha calidad en un mundo en el cual
las colaboraciones entre estrellas de la música se ha convertido en una forma
de rellenar las billeteras vacías de antiguas glorias de la música (si no, pregúntenle
a Santana o a Bosé).
No hay comentarios:
Publicar un comentario