Los Tigres del Chaulafán vienen tocando en los escenarios
hace más de quince años, y da la impresión que esa familiaridad que sólo el
tiempo concede es el ingrediente mágico para producir un disco excepcional.
Escuchándolo, me gusta pensar que este disco vino al mundo con un propósito:
entregar al público ecuatoriano buen rock
and roll y blues, y hacer que éste abra su mente a estos géneros
que son necesarios en la vida. Es un disco amigable que transcurre con mucho
gusto, y en el cual, además de las finas guitarras y voces de Emilio Lara, el
solvente bajo de Felipe Pinzón y la sentida pero estructural batería de Rubén
Álava, encontramos a Norman Wray en las armónicas, Carlos Arboleda en los
teclados, los vientos de Roberto Rojas,
los coros de Diana Cárdenas y guitarras de Renato Zamora, quien aparece también
como productor musical. Queridas y queridos escuchas: es hora de entregarse al
blues y al rock, y qué mejor que hacerlo de la mano de los Tigres del
Chaulafán, quienes nos han preparado deliciosos manjares para los oídos como Cuando Llegue el Sol, Rosa
Frenesí, Castigo Para el Alma y la futura canción oficial de los
matrimonios El que se casa eres vos.
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