Una de las bandas insignes del grunge de los noventa regresa luego de más
de quince años, en los cuales sus integrantes se dedicaron a proyectos
personales. Como era de esperarse, los Soundgarden nos regalan de nuevo su
sonido característico. Algunos (incluido yo) agradecerán esos acordes que nos
devuelven ese sonido duro que sirvió como banda sonora de adolescencias
incomprendidas (¿cómo olvidar Black Hole
Sun o Spoonman?). Si bien la
música ha avanzado muchísimo, y los sonidos que se escuchan hoy pueden hacer
que Soundgarden suene obsoleto, creo que es importante poder tener la
oportunidad de escuchar a los integrantes de esta banda tocar juntos de nuevo
luego de mucho tiempo y trabajos por separado. Las historias de sus integrantes
logran que Soundgarden, con este disco, deje de ser una banda noventera para
convertirse en una banda atemporal. Los temas I’ve Been Away Too Long y Non-State
Actor le podrían inyectar energía hasta a un muerto; y, definitivamente, La voz de Chris Cornell suena mucho mejor
acompañada de la guitarra de Kim Thayil.
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